








¿Quién no ha disfrutado alguna vez jugando al Pac-Man, batiendo records en el Tetris o aniquilando zombies en Resident Evil? Las estadísticas nos dicen que una buena parte de nosotros sí lo hemos hecho o lo hacemos en la actualidad. Y es que se estima que en España existen unos nueve millones de jugadores habituales. Hasta un 70 por ciento de los jugadores, según el estudio de GFK-Emer, dedican entre 1 y 4 horas semanales a esta actividad que ha adquirido recientemente un gran valor cultural, social y comercial. Esto ha venido acompañado de una serie de avances tecnológicos que han favorecido la creación de juegos cuyo contenido es más realista y complejo, y que puede permitirnos jugar en tiempo real con otras personas de países y edades muy distintas a los nuestros.
"Los videojuegos te vuelven más agresivo y te aíslan de la sociedad". Esta es una afirmación a la que se ha dedicado mucha investigación en todo el mundo y sobre todo en la edad dorada de los videojuegos allá por los años 80. Sin embargo, no todo son malas críticas para una de las actividades de ocio preferidas del ser humano. Los videojugadores superan al resto en algunas capacidades, según diversos estudios de la Universidad de Rochester en Nueva York. Parece que son más rápidos en sus respuestas, manejan mejor sus recursos de atención, integran la información visual más deprisa, hacen un mejor seguimiento de objetos móviles en el entorno e incluso podrían representar mentalmente los problemas de forma más adecuada. Incluso se han observado efectos positivos sobre el desempeño de algunos profesionales como pilotos y militares, o en actividades tan cotidianas como conducir un vehículo.