En relaciones públicas, desde los años ochenta es una práctica habitual dar a conocer los comunicados con información negativa los viernes, preferentemente por la tarde, por considerar que los sábados son el día que menos periódicos se leen, y por lo tanto que la información causará menos impacto. Y aunque este criterio podría haber dejado de tener sentido al existir canales de noticias 24 horas e Internet, sigue siendo una costumbre muy extendida en instituciones y empresas de todo el mundo.
Ahora bien, parece que cada vez es menos eficaz escoger el viernes para dar malas noticias. Un reciente estudio realizado por la Melbourne Business School reveló que los inversores de una empresa consideran que los anuncios económicos que se hacen en viernes son más negativos que los que se dan a conocer cualquier otro día de la semana, ya que suponen que la compañía escoge ese día “preferiría que no se conocieran”. Y, por lo tanto, la respuesta negativa puede llegar a ser incluso peor de lo previsto.